El nacimiento del modernismo y el arte moderno se remonta a la Revolución Industrial. Este período de rápidos cambios en la fabricación, el transporte y la tecnología comenzó a mediados del siglo XVIII y duró hasta el siglo XIX, afectando profundamente las condiciones sociales, económicas y culturales de la vida en Europa Occidental, América del Norte y, finalmente, el mundo. Las nuevas formas de transporte, incluido el ferrocarril, la máquina de vapor y el metro, cambiaron la forma en que la gente vivía, trabajaba y viajaba, ampliando su visión del mundo y el acceso a nuevas ideas. A medida que prosperaban los centros urbanos, los trabajadores acudían en masa a las ciudades en busca de trabajos industriales y la población urbana crecía en auge.
Antes del siglo XIX, los artistas recibían el encargo de hacer obras de arte por parte de patrocinadores ricos o instituciones como la iglesia. Gran parte de este arte mostraba escenas religiosas o mitológicas que contaban historias destinadas a instruir al espectador. Durante el siglo XIX, muchos artistas comenzaron a hacer arte basándose en sus propias experiencias personales y en los temas que eligieron. Con la publicación de La interpretación de los sueños (1899) del psicólogo Sigmund Freud y la popularización de la idea de una mente subconsciente , muchos artistas comenzaron a explorar los sueños, el simbolismo y la iconografía personal. Como vías para la descripción de sus experiencias subjetivas. Desafiando la noción de que el arte debe representar el mundo de manera realista, algunos artistas experimentaron con el uso expresivo del color , materiales no tradicionales y nuevas técnicas y medios . Entre estos nuevos medios estaba la fotografía, cuya invención en 1839 ofrecía posibilidades radicales para representar e interpretar el mundo.